“Tu llegas sin aviso
a mi sórdido vacío
a un nido impetuoso,
deshabitado,
en llovizna de primavera
Llegas en un hálito
al espesor de la noche…
al compás de las gaitas en luto
a la sonrisa durmiente
llegas y te aferras
a mis huesos duros
a mi corazón frío
a mi vientre fecundo
Llegas y nada es como era
hace un par de lunas,
llegas y te quedas aquí
tomando un espacio
un sueño
una vida
llegas y me invitas
a recorrer el verano
en la creación
de tus ojos claros.
llegas y te quedas
posándote en mi
hasta el arrebol
de mis latidos”
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